A nivel directivo, dentro de cualquier organización importa por cierto la implementación de un liderazgo estratégico que estudie el entorno empresarial y la competencia, o sea, estudiar el mercado, las posibilidades de negocio y las tendencias futuras, pero eso no representa el todo de un líder, existiendo cuestiones que deben poner la mirada hacia el entorno interno y externo de la organización y uno de ellos cobra especial significancia sobre todo en los tiempos actuales, el cual hace referencia a proteger la vida y la integridad física de cada uno de sus colaboradores y con quienes convivimos en nuestro entorno vial.
Muy común es escuchar a nivel gerencial y de altos ejecutivos de empresas de distinto tamaño, sean públicas o privadas, que la medición de la gestión no lleva a ningún fin que beneficie a la organización, más bien todo lo contrario, lo ven como una pérdida de tiempo y de recursos humanos o técnicos que no conducen a resultados a mediano o corto plazo ni a oportunidades de mejora de determinados procesos, ni al buen análisis del desempeño de las acciones tomadas. Este paradigma, sin lugar a duda conduce a las empresas al fracaso, por cuanto el no medir lleva implícito la idea de no gestión.
En nuestro país, cerca del 65% de los accidentes de tránsito se sitúan en el contexto de hechos que ocurren en el ámbito laboral, ya sea en el trayecto del hogar hasta el lugar del trabajo o viceversa cuando sea esta circunstancia de carácter racional y no interrumpido ni desviado por razones de interés particular o personal. Asimismo, se suman a estos aquellos desplazamientos mientras se desarrollan actividades propias del trabajo. Ambos con la participación de al menos de un vehículo involucrado en el siniestro.