Los accidentes de tránsito, además de las consecuencias trágicas que pueden causar, suponen un elevado costo, tanto para las empresas, como para la administración y la sociedad en general.
La norma es aplicable a todas las organizaciones, tanto públicas como privadas, sin que importe el tamaño que tengan o el servicio que desarrollen y que interactúen con el sistema vial.
La norma ISO 39001 aporta a las empresas una serie de ventajas añadidas al principal objetivo de la norma (la reducción de muertes y heridos graves derivados de los accidentes de tráfico).
La norma CEA ofrece una labor de consultoría para el desarrollo de las actividades necesarias para definir, implantar y certificar el sistema de gestión de la seguridad vial.
Un Sistema de Gestión en Seguridad Vial es un conjunto de medidas que son integradas en la empresa, que ayudan a establecer políticas, objetivos y acciones con el objetivo de reducir los accidentes de tránsito y sus graves consecuencias.
A nivel directivo, dentro de cualquier organización importa por cierto la implementación de un liderazgo estratégico que estudie el entorno empresarial y la competencia, o sea, estudiar el mercado, las posibilidades de negocio y las tendencias futuras, pero eso no representa el todo de un líder, existiendo cuestiones que deben poner la mirada hacia el entorno interno y externo de la organización y uno de ellos cobra especial significancia sobre todo en los tiempos actuales, el cual hace referencia a proteger la vida y la integridad física de cada uno de sus colaboradores y con quienes convivimos en nuestro entorno vial.
Muy común es escuchar a nivel gerencial y de altos ejecutivos de empresas de distinto tamaño, sean públicas o privadas, que la medición de la gestión no lleva a ningún fin que beneficie a la organización, más bien todo lo contrario, lo ven como una pérdida de tiempo y de recursos humanos o técnicos que no conducen a resultados a mediano o corto plazo ni a oportunidades de mejora de determinados procesos, ni al buen análisis del desempeño de las acciones tomadas. Este paradigma, sin lugar a duda conduce a las empresas al fracaso, por cuanto el no medir lleva implícito la idea de no gestión.
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